El fenómeno Obama
Marcello Pignataro [email protected] | Lunes 10 noviembre, 2008

Marcello Pignataro
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Más allá de su capacidad, de su color de piel, de sus ideas y de sus propuestas, Barack Obama se convirtió en un fenómeno mediático. El pasado miércoles me atrevería a decir que no hubo un solo medio de prensa escrita en el mundo que no tuviera su fotografía en primera plana. Hasta el Granma cubano le dedicó un espacio.
Pero analicemos un poco en qué consisten las propuestas con las que Obama logró convencer a más de 60 millones de estadounidenses a que votaran por él: mejor distribución de la riqueza, mayor acceso a servicios de salud para la población, sacar las tropas estadounidenses de Iraq y Afganistán… Pero, ¿y el “cómo”?
Barack Obama fue sumamente inteligente al decir que solo no puede. Que necesita la ayuda de todos, que deben construirse puentes y no levantar muros, que se debe hablar primero de las coincidencias y luego discutir las divergencias (muy parecido, por cierto, a lo que le escuché personalmente al candidato por el que voté en las elecciones pasadas). Su famoso “Yes, we can” podría convertirse hasta en marca registrada, porque fue básicamente eso lo que le llevó al triunfo.
Obama triunfó porque les llevó a millones de estadounidenses un mensaje de positivismo, un mensaje de esperanza, un mensaje de que sí se puede… si se quiere. Demostró su ecuanimidad cuando salió a la luz pública que una de las hijas de Sarah Palin había quedado embarazada sin casarse y dijo que cualquier persona de su campaña que se refiriera al tema mejor se fuera para la casa. Muestra inequívoca de su calidad como hombre y como persona.
Recientemente me regalaron el segundo libro de Obama “The audacity of hope”. A pesar de que no lo he terminado, en él se puede apreciar no solo la clase de persona que es, sino que los problemas que sufre el pueblo estadounidense son similares a los nuestros: largas filas en servicios públicos, ineficiencias, costo de la vida, etcétera.
Estados Unidos rompió un hito eligiendo un presidente afrodescendiente por primera vez en su historia. En el país del Norte la gente rogaba por un cambio —desde todo punto de vista— y lo obtuvo. Confío en que los norteamericanos hayan sabido elegir sabiamente y que este momento histórico nos sea de beneficio a todos. Al igual que con la administración Arias, nada puede ser peor que lo que viene saliendo.
Costa Rica tendrá, en 2010, la oportunidad de un cambio histórico. En este caso no se trata de un cambio de partido, sino de género. Estoy seguro de que Barack Obama no obtuvo más votos por el aún imperante racismo. ¿Nos atreveremos a dar el gran paso o nos dejaremos llevar por el aún imperante machismo de nuestra sociedad?
Sí podemos.
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