LAS POLÍTICAS PÚBLICAS DE LA TEORÍA A LA PRÁCTICA
Alberto Salom Echeverría [email protected] | Viernes 13 enero, 2023
Alberto Salom Echeverría
Las políticas públicas un campo de estudio Interdisciplinario.
¿Qué son las políticas públicas? ¿Es un ramal de la ciencia política y de la administración pública? Hoy mucha gente, por moda quizás, habla de las políticas públicas, pero se entiende poco de qué se trata, o en qué ayuda al conocimiento científico de la realidad social. Hoy presentaré una introducción y en la siguiente semana profundizaré la descripción de lo más relevante
Dos premisas que, considero fundamentales para entender el estudio de las políticas públicas:
1-La primera consiste en afirmar que, la realidad, cualquiera que esta sea (física, natural, social, etc.), por intrincada o difícil que nos parezca, puede ser conocida por el ser humano y desentrañados sus secretos. Entre más se desarrolla la ciencia y la tecnología, más nos es dado conocer las propiedades de un objeto o realidad. Se podría argüir ante esta afirmación que, es una obviedad y por tanto lo expresado resulta insulso. No es así; debe saberse que en la filosofía del conocimiento tuvo lugar una intensa discusión que todavía perdura, entre los postulados de una de las corrientes de la filosofía idealista en la época moderna, llamada “idealismo alemán” (originada en Kant y seguida después por Fichte, Schelling y Hegel principalmente) y, la filosofía del materialismo epistemológico primero (cuyo representante principal fue F.A. Lange, de acuerdo con la tesis del pensador José Ferrater Mora) y, luego la polémica fue asumida principalmente por la corriente del materialismo dialéctico e histórico (cuyos principales exponentes fueron K. Marx y F. Engels). (Cfr. Ferrater Mora, J. “Diccionario de Filosofía”. Alianza Editorial, Madrid, cuarta edición. 1982.)
El filósofo Kant postuló que en la vida hay una distancia entre lo que aún no se conoce que lo llamó “la cosa en sí”, frente a lo que ya ha sido conocido, la “cosa para nosotros”; dicho de otro modo, la “cosa para sí. Para el filósofo idealista, el punto de partida de la reflexión filosófica no es por lo tanto el mundo exterior, sino por el contrario es el sujeto, o sea el yo. El sujeto es pues la conciencia. Ahora bien, ¿Cómo puede el sujeto conocer el mundo exterior? Antes de responder es imprescindible de acuerdo con el gran pensador español Ortega y Gasset reconocer que hay en la filosofía idealista moderna, una especie de extrañamiento de la realidad. Ortega la denominó “Ontofobia” (“horror a la realidad”). Quiere decir que en el idealismo moderno hay siempre una especie de desconfianza que lo vuelve cauteloso, afirma Ferrater Mora. Ahora sí, como quien quiere ponerle el cascabel al gato, enseguida aclara que se trata de una desconfianza hacia todo lo real, o “mejor dicho hacia todo lo que pretende ser real”, tal como lo inteligible o los supuestos modelos de la realidad sensible. Concluye enfatizando que lo que se afirma no es que los objetos externos no existen, “…se afirma únicamente que la existencia de los objetos externos no es cognoscible mediante percepción inmediata.” (Ibidem).
En cambio, para la corriente materialista moderna, uno de cuyos principales pensadores fue Ludwig Feuerbach, o más concretamente para el materialismo dialéctico representado por Friedrich Engels y Karl Marx, el punto de partida de la reflexión es, la relación dialéctica entre el sujeto pensante y la realidad externa. A diferencia del idealismo, esta filosofía no hace una compartimentación entre el sujeto y el mundo exterior. La evidencia aquí de que la realidad es “cognoscible” nos la da el hecho de que ella puede ser transformada, como lo pone en evidencia la historia del mundo y, lo sabemos ahora, del universo. La historia de la humanidad y de la misma naturaleza se transforma por medio de un constante devenir de fuerzas contrapuestas. En el caso de la historia humana, para el materialismo dialéctico el enfrentamiento es entre fuerzas sociales, dos clases principales enclavadas en un mismo modo de producción, de cuya lucha incesante resulta una síntesis dialéctica, que no es otra cosa que una superación cualitativa (ya no solo cuantitativa) de las circunstancias preexistentes por medio de una revolución social. Una revolución es por eso mismo, un salto cualitativo. En la naturaleza, de acuerdo con la dialéctica materialista y en oposición a la metafísica, “…la dialéctica parte de que las contradicciones internas son propias a los objetos y fenómenos de la naturaleza. En la naturaleza todo se mueve, cambia. La fuente de ese movimiento son las contradicciones internas. (Cfr. “Ley de la Unidad y la Lucha de los Contrarios.” https://www.filosofia .org).
Para darle más sustento a lo expresado, acudiré a ejemplos de la realidad social contemporánea. En la sociedad actual, interconectada globalmente, merced al desarrollo de las comunicaciones, profesionales de las ciencias sociales como son los economistas, sociólogos o politólogos, tropiezan de frente con fenómenos de una gran complejidad como el de la desigualdad social o el calentamiento global con todas sus flagrantes manifestaciones que nos azotan y afligen. No cabe duda de que, se ha desarrollado un amplio conocimiento acerca de algunas de las causas que provocan estas enormes calamidades con las que vivimos hoy. Además, los gobiernos aisladamente o en conjunto, por medio de organismos internacionales, invierten enormes recursos en procura de su solución; pero, en lugar de aminorarse los fenómenos con el arsenal de políticas públicas puestas al servicio del desarrollo, por el contrario, prácticamente en todas partes se acrecientan enormemente las dificultades. La desigualdad social se agigante entre las clases más opulentas y las más deprimidas. A escala global, el cambio climático y el calentamiento global también siguen un curso ascendente provocando verdaderos estragos en todo el planeta.
Parece que estamos encerrados en un círculo. ¿Será así? Nos hace falta, en la nueva y cada vez más compleja realidad, completar la premisa que dejamos sentada arriba. 1- Primero la completamos señalando que la humanidad jamás logrará abatir estos males, por más comprensión que se tenga del fenómeno, si no entendemos que, como lo pregona la dialéctica, junto al conocimiento de la realidad, que se logra mediante el estudio serio de esta, debemos agregar la transformación de ella. O sea, hay que combinar la ciencia con la dimensión política. Ambas dimensiones, teórica y práctica es lo que se denomina en la tradición marxista la praxis. Tanto en Georg Lukács (n.1885-m.1971), filósofo húngaro, como en Antonio Gramsci (n.1891-m.1937), filósofo y político italiano, ambos teóricos marxistas, la llamada praxis humana constituye el fundamento de toda posible teorización. No quiere decir que se subordina lo teórico a lo práctico; en rigor, la praxis es en el marxismo más bien la unión de la teoría con la práctica. (Cfr. Ferrater Mora, J. Op cit. T.3 Alianza Editorial, Madrid.1982).
Lo expresado implica la voluntad humana de enfrentar fenómenos en cuyo origen se encuentran los intereses de las clases poseedoras egoístas aferrados a sus privilegios. Los científicos en ambos casos nos han advertido que: por un lado, el Planeta continúa calentándose irremediablemente, porque los gobiernos de los países más grandes, donde radican las empresas que emplean hidrocarburos altamente contaminantes, no se han comprometido seriamente a iniciar la transición hacia sistemas productivos que utilicen energías limpias. Por el otro porque, en todo el mundo, casi ningún gobierno se compromete a implementar políticas públicas que logren, entre otras cosas, revertir la lógica utilizada de recaudar tributos fáciles afectando a las mayorías, en lugar de implementar políticas tributarias progresivas. (Paga más el que más tiene).
2- En vista de que el origen de los problemas más intrincados en el mundo globalizado es multicausal, es menester tener en cuenta la premisa según la cual los fenómenos de la Naturaleza y de la sociedad humana son asequibles, quiere decir, los podemos conocer, siempre que tengamos en cuenta la siguiente premisa que abordaré a saber, que la ciencia, el conocimiento humano, debe comprender los fenómenos que estudia como el producto de una multicausalidad. La ciencia debe pasar del conocimiento meramente disciplinar a la multi, inter y transdisciplinariedad. Vamos a ello.
2- El conocimiento de la realidad se torna cada vez más complejo, a pesar del progreso impresionante científico y tecnológico. Esto hace que desde una perspectiva puramente disciplinar, resulte imposible conocer toda la profundidad de los fenómenos multicausales. La realidad actual nos exige ir de la disciplina a lo interdisciplinario, cuando se juntan varias disciplinas; de ahí a lo multidisciplinario, conjunción de muchas especialidades para abordar lo fenomenológico desde distintas perspectivas y de maneras distintas. Finalmente llegamos a lo transdisciplinario. Ocurre cuando se abarcan varias disciplinas, pero de manera transversal; por lo que el conocimiento está sobre todas las disciplinas, su ámbito de acción es superior al de cada una de ellas en particular.
En la realidad social, la desigualdad y la pobreza están afectadas por variables, sociales, políticas o culturales. Económicas como ocurre cuando se concentra la riqueza producida socialmente en pocas manos. Sociales cuando los servicios públicos que el gobierno brinda a la población se deterioran, como la salud, la educación, el agua, la electricidad, empobreciendo más a la población vulnerable, mientras los segmentos sociales más acaudalados acuden a servicios de mayor calidad por los que pueden pagar. Las variables políticas apuntan más bien a la circunstancia de que el gobierno de turno carece de voluntad para lograr que los sectores más pudientes paguen sus impuestos en lugar de evadirlos o eludirlos. Además, esta resistencia de las capas dominantes a cumplir con su responsabilidad social solidaria, por lo general es una conducta arraigada en el comportamiento de estos grupos y clases que tiene que ver con la forma como socializan en sus hogares, en su relación con los demás y en la forma como entienden el mundo privilegiado en el que viven.
Las políticas públicas, responden a un saber comprensivo y holístico de una realidad social. Por lo tanto, no es un saber disciplinario, sino multi disciplinario. Dice Joan Subirats en la introducción que escribió al libro de uno de los clásicos de las políticas públicas Charles Lindblom, “El Proceso de Elaboración de Políticas Públicas” (escrito en 1980): “…la política no es sólo preocupación por los mecanismos de poder y legitimidad, ni tampoco exclusivo interés por el mundo de la representación política, a través del análisis exhaustivo de partidos o elecciones […] El mundo de las políticas ha permitido analizar la política en acción, conectando con otras disciplinas, como la economía, el derecho o la sociología, en la voluntad de explicar procesos de intervención pública en sociedades pluralistas.” (Cfr, Lindblom, Charles. “El Proceso de Elaboración de Políticas Públicas”. Colección de estudios serie administración general. Instituto Nacional de Administración Pública. Ministerio para las administraciones públicas, Madrid, 1991).
Se parte entonces, de un supuesto pluralista, en el que en el proceso participan muchos actores, y en el que prevalece la desigualdad de distribución de los recursos. Los actores son desde políticos electos, funcionarios de todos los niveles, y también partidos políticos, grupos de interés, expertos académicos, medios de comunicación, de una manera simultánea. En este proceso, -aporta Subirats- se burocratizan los procesos políticos, se politizan los procesos burocráticos, se socializan unos y otros. Continuaremos…
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