LOS RETOS DEL PRESENTE PARA EL PROGRESO HUMANO
Alberto Salom Echeverría [email protected] | Viernes 05 mayo, 2023
“Si vamos a sentar los cimientos para un futuro seguro,
entonces los siglos de degradación ambiental deben detenerse y revertirse.
Esta es una prioridad económicamente racional y alcanzable.”
Dr. Tony Juniper.
Introducción.
Hay un libro muy didáctico, cuya lectura recomiendo; se llama “Como estamos acabando con el Planeta.” Fue escrito por el autor Tony Juniper en el año 2021 y traducido al español en el 2022. Juniper es un especialista británico en asuntos del medio ambiente. También se ha desempeñado como director ejecutivo de la organización “Amigos de la Tierra” en Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte. Me he apoyado en su escrito, precisamente por su orden expositivo y la cantidad de datos actualizados que presenta, en torno a cuestiones relacionadas con el desarrollo socioeconómico y las implicaciones medioambientales que el progreso ha traído consigo.
No obstante, estamos en el medio de un dilema que siempre está presente cuando se aborda la temática del progreso de la humanidad en la época industrial. No cabe la menor duda que la industrialización en todo el mundo, especialmente la que prendió desde mediados del siglo XIX, redundó en un gran adelanto en muchos aspectos de la vida para sectores importantes de la población, en particular en el mundo occidental desarrollado, aunque, es justo decirlo, no solo en él. Las ingentes luchas de los trabajadores se convirtieron en un factor clave para que ello fuera posible y, como veremos, la investigación científica y tecnológica fue decisiva en campos como el de la salud, la ingeniería, la producción, entre otros. Empero, el mismo tipo de desarrollo, sobre todo desde el siglo veinte, como lo ha expresado Juniper ha acarreado que la atmósfera de la Tierra tenga ahora mayor concentración de gases de efecto invernadero que en cualquier otro momento desde hace por lo menos 800.000 años. La ciencia conoce con precisión que la fuente principal de estos gases, que ponen en grave riesgo la vida, está constituida por el uso de energía basada en los combustibles fósiles y que ellos son la causa decisiva y eficiente del cambio climático que padecemos. (Cfr. Juniper, Tony. “Cómo Estamos Acabando con el Planeta.” (2022) Primera edición en español. Emiratos Árabes Unidos.) Pero, además el desarrollo generado en el capitalismo avanzado ha resultado más que en ningún otro sistema, un modelo altamente concentrador de la riqueza y, por lo tanto, desigual por naturaleza. Esto último hace que, hasta los efectos más perniciosos del calentamiento, recaigan con particular severidad sobre las poblaciones más vulnerables en todo el orbe y, estén poniendo en grave riesgo la vida en el Planeta. He ahí el dilema al que estamos enfrentados.
Principales logros del desarrollo industrial que hemos conocido.
El desarrollo industrial se caracterizó por la invención de nuevas máquinas no conocidas en la agricultura, que permitieron intensificar la producción empleando sustancialmente menos manos de obra. Es decir, la industria implicó un gran desplazamiento de mano de obra y, por lo tanto, derivó en un enorme desempleo. Tanto es así, que en un inicio los movimientos laborales se dieron a la tarea de destruir las nuevas máquinas, suponiendo que ellas eran las causantes de su desocupación.
Aun así, la enorme inventiva humana, apoyada en el conocimiento, fue haciendo aparecer la máquina de vapor mediante la que hace su aparición la locomotora y los barcos movidos a vapor, también llamados con menos frecuencia “piróscafos”. Un poco más tarde se inventa el telégrafo, en 1886; por su parte, Carl Benz patenta el primer vehículo motorizado y, por fin en 1903, en una estructura de madera, abeto, fresno y alas de tela de muselina se construyó el primer aeroplano impulsado por un primitivo motor. Otra de las singulares invenciones de esta época industrial fue la radio, patentada por vez primera por el italiano Guillermo Marconi en 1897, es decir, ya en los albores del siglo XX. Todos los vehículos de locomoción mediante el motor dieron origen a la primera revolución de las comunicaciones, la cual indujo un primer cambio radical en el modo de vida de las personas y entre las naciones, agilizando el comercio; asimismo, el telégrafo y la radio dinamizaron concurrentemente las comunicaciones por medio de ondas electromagnéticas que se difunden en un espectro muy amplio de frecuencias.
En la segunda mitad de la centuria pasada, la ciencia nos llevó a innovaciones tecnológicas todavía más sofisticadas y trascendentales, como fueron la robótica, la informática y otros descubrimientos hechos posibles por la nanociencia. Se trata esta vez, de una revolución científica y tecnológica sin precedentes que ha impactado casi todos los campos del quehacer humano, pero de manera particular, una vez más el de las comunicaciones, permitiendo que amplias capas de la población mundial accedieran a una mejor calidad de vida. La nanociencia es la que estudia fenómenos fisicoquímicos a escala microscópica permitiendo, mediante la nanotecnología la manipulación de la materia a escala atómica y subatómica que ha revolucionado principalmente las ciencias de la salud, disponiendo de herramientas moleculares.
La industria hizo que cambiara vertiginosamente la organización del trabajo, ya que su base radica en la transformación de la materia prima en nuevos productos y, estos a su vez, se convirtieron en insumos para dar origen a otros productos más elaborados, hasta la obtención del bien final. Cada nueva fase del proceso productivo le va suministrando, merced al trabajo humano acumulado en ella un valor agregado, es decir riqueza multiplicada. No puedo dejar de mencionar otro extraordinario salto que se produjo por medio del descubrimiento de la electricidad. Data de tiempos remotos, desde que los griegos descubrieron la electricidad estática. Pero, fue Benjamín Franklin desde 1752, quien había descubierto que la energía de las tormentas y las así llamadas botellas de Leyden (o botellas de vidrio para recibir cargas eléctricas) eran exactamente lo mismo. De este modo se instaura la ciencia de la electricidad. El descubrimiento de la luz eléctrica en cambio, en medio de un controvertido debate, se le atribuye mayoritariamente a Thomas Alba Edison, tras conseguir que una bombilla brillara por 48 horas seguidas. Poco tiempo después la luz eléctrica iluminaba las ciudades.
No puedo abandonar este recuento, sin mencionar el portentoso descubrimiento de la primera vacuna efectiva en la historia, como fue la vacuna contra la viruela que menciona Juniper en su libro ya citado en este ensayo. El científico que la descubrió fue el médico Edward Jenner entre 1796-98. El descubrimiento permitió combatir hasta erradicar la viruela que, se había convertido en una verdadera epidemia en casi todos los continentes, causando la muerte de millones de vidas humanas. Luego, de acuerdo con muchos criterios, en pleno siglo XX, el Dr. Alexander Fleming descubre, pero, de una manera casual en 1928, la penicilina, que es el primer antibiótico que ha permitido a la humanidad hacer frente a las infecciones de origen bacteriano. Sin embargo, independientemente del hallazgo casual del Dr. Fleming y sin el menor propósito de demeritarlo, el uso medicinal de la penicilina fue posible gracias a los trabajos de investigación del científico costarricense, Dr. Clodomiro Picado Twight. Por medio de este antibiótico se calcula que se han salvado al menos 200 millones de vidas humanas en el mundo. Es por eso y por otros meritorios trabajos del Dr. Clodomiro Picado que Costa Rica le otorgó el benemeritazgo.
Asimismo, gracias al científico Metchnikov, considerado por muchos el padre de la inmunología, fue posible conocer el principio de la autoinmunidad en el cuerpo humano. Vendrían luego otros descubrimientos en el campo de la salud como fueron, la vacuna contra la difteria, el tétanos y la tos ferina; las vacunas contra la hepatitis A y B; la vacuna contra el VPH; la antigripal y la vacuna anti meningocócica; y una de las más relevantes de nuestra época, la vacuna contra la COVID-19.
Lo cierto es que hoy, la población mundial tiene mejor salud que nunca, más niños en todo el mundo tienen acceso a la educación; el analfabetismo ha cedido y se reduce todavía más. Con todo y las penurias que pasan algunos, cada vez más personas pueden consumir agua potable, la gente disfruta de más y mejores condiciones de vivienda y de carreteras, el comercio ha crecido y esto permite un mejor aprovechamiento de los recursos naturales, especialmente en los países de mayor desarrollo. Gracias a la internet, hoy muchas regiones y ciudades del mundo han podido integrarse al comercio y los servicios, sin importar su ubicación. Por todo ello, en una buena parte de los países, la pobreza se ha reducido, permitiendo que la gente viva mejor. Probablemente me quede corto en la mención de los beneficios que se han alcanzado debido al progreso humano. Pero…
PERO, los problemas con los que lidiamos constituyen un duro valladar para avanzar.
No obstante, lo expresado en el breve recuento realizado, los problemas y retos que debemos enfrentar no solo son enormes, sino que muchos de ellos se han creado o reproducido como consecuencia del estilo de desarrollo consumista, depredador, regresivo, sobre todo merced al neoliberalismo que prevalece en muchos países del mundo; se trata en suma de un estilo de desarrollo contaminador del ambiente, concentrador y espoliador de la desigualdad social.
Lo que nos ocurre es paradójico: nunca habíamos crecido tanto económicamente, pero a causa del tipo de crecimiento incoado, nos estamos empezando a devorar a nosotros mismos. Mucha gente ha salido de la pobreza y de la pobreza extrema, pero un mal mayor nos acecha, una creciente desigualdad social se convierte en una carlanca, sí en efecto un collar de estrangulamiento que ralentiza ahora el progreso de los más postergados. El comercio fluye y es hoy más intenso que nunca, pero la mayor parte se produce entre los países ricos y los beneficios de este al interior de los países más desarrollados, son acaparados por las capas más ricas y opulentas de las sociedades. Dice con razón el Dr. Juniper que: “El comercio en los 48 países menos desarrollados, según la ONU, está obstaculizado por falta de infraestructura. Por eso a menudo en ellos se comercia con bienes y servicios de bajo valor.” (Ibidem) Todo el comercio producido por la totalidad de los países menos desarrollados llega apenas a $236.000 millones; mientras tanto, unas pocas naciones que son las más desarrollados, producen la astronómica suma de $23,6 billones, en tanto que el resto del mundo junto alcanza la suma de $23,3 billones. Solo un país, los EE. UU que es el mayor comerciante mundial, refiere el Dr. Tony Juniper, que este produce un valor comercial de $3,9 billones; o sea, más que los 48 países menos desarrollados.
Las comunicaciones han favorecido el diálogo entre naciones, pero hoy el poder político y económico se ha tornado unipolar y una sola potencia, Los Estados Unidos, ostenta el mayor poderío militar y lo usa como un látigo para castigar al que se opone a sus designios; interviene militarmente en muchas partes provocando muerte y destrucción por doquier, como recientemente en Afganistán e Iraq donde acorraló y extorsionó a los países que convirtió en sus víctimas.
Es verídico que la Revolución Industrial aceleró los procesos de urbanización, pero hoy, a causa de lo anterior la migración fluye masivamente hacia las urbes más desarrolladas, presionando la sostenibilidad de las ciudades. Dice el escritor y activista ambiental, social y político George Monbiot, citado a su vez por Juniper que: “En muchas ciudades la presión en las infraestructuras (viviendas, agua, alcantarillado, transporte, electricidad) y en la calidad de vida […] se hace insoportable.” (Ibid.)
Quizás, lo más grave para la humanidad, de todo lo corrido, por las secuelas que está acarreando es que el desarrollo basado en la Revolución Industrial se ha sustentado y continúa por ese camino, en la producción en grandes cantidades de energías fósiles (básicamente carbón, petróleo y gas natural), para generar electricidad pero, como lo dijera sabiamente el arzobispo Desmond Tutu, recientemente fallecido “No podemos seguir alimentando la adicción a los combustibles fósiles como si no existiera el mañana, porque entonces no habrá mañana.” (Ibid). Sencillamente, no podemos continuar por esa ruta intentando sostener el estilo más consumista que se ha desarrollado. Ya no nos es posible seguir haciéndolo.
Finalmente, termino este ensayo citando una vez más al Dr. Juniper, para ahorrarme palabras porque lo expresado por él, lo suscribo a pie juntillas: “La quema de combustibles fósiles y los incendios forestales son factores importantes que no solo impulsan el cambio climático, sino que también generan contaminación en el aire, la cual mata a millones de personas cada año. Además, el agotamiento de los recursos también provoca numerosas tensiones económicas y sociales. Las reservas de pesca fluvial y marítima sufren más presión que nunca. El daño al suelo es un problema mundial, de la misma manera que lo es la deforestación y la disminución de la diversidad de las especies. La degradación de los ecosistemas significa que puede avecinarse una extinción de animales y plantas. Esto podría suponer muy pronto la mayor pérdida de especies desde el exterminio de los dinosaurios hace 65 millones de años. Todos estos cambios ambientales tendrán un impacto cada vez mayor en el crecimiento económico, y amenazan con revertir los logros sociales.” (Ibid. PP. 11 y 12). En su lugar, debemos aferrarnos a un desarrollo sostenible y sustentable con la Naturaleza y con la vida.
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