Oposición y democracia
Emilio Bruce [email protected] | Viernes 11 noviembre, 2022
Sinceramente
Los electores costarricenses, luego de años de frustración, furia contenida y resentimientos acumulados, han votado ya tres veces por un cambio. Siempre votaron por el cambio esperando grandes soluciones a sus problemas que en las pasadas dos administraciones no vinieron, aumentando este hecho su frustración y enojo. Esta situación ha polarizado al país de manera muy evidente y claro las campañas contra los tradicionales y la crítica incesante contra la institucionalidad han empeorado el panorama. La esperanza de soluciones a los grandes problemas que llevó a elegir, fortalece la popularidad inicial del electo. Pareciera que los electores no quieren oposición, que quieren soluciones prontas sin darse cuenta que estas soluciones son construcciones de gobierno y de oposición de manera conjunta. Líbrenos el Cielo de otra decepción y frustración porque la furia popular será terrible.
Con frecuencia los costarricenses procuran y desean que el gobierno de su preferencia política y que ellos eligieron no tenga oposición. Con mucha frecuencia los costarricenses que no deseaban oposición cuando estaban en gobierno buscan hacer la mayor oposición posible cuando están fuera del poder.
Muchas veces cuando una fracción legislativa hace una oposición razonada y razonable es criticada por sus propios partidarios que desearían que no votaran de manera positiva ni mejoraran ningún proyecto del gobierno. Muchas veces los partidos que procedieron con moderación en sus planteamientos alternos a los del poder ejecutivo son castigados por sus propios partidarios que deseaban oposición frontal.
Entendámonos bien, la oposición en democracia es natural al sistema, es congruente con los individuos que guardan opiniones diferentes y es excepcionalmente conveniente para todas las partes. La oposición destaca facetas en proyectos e iniciativas que no han sido contemplados por el gobierno. Claro está una oposición propositiva que desea construir un país pone siempre patria por delante de partido.
La oposición constructiva y deseable da a conocer una respetable perspectiva de un sector de la población y de la preferencia de un grupo de costarricenses al poder ejecutivo. Es tremendamente positiva para todos los actores políticos porque permite un análisis más detallado de la coyuntura política y un proceder dentro de la moderación buscando complacer al mayor número.
Una sociedad sin oposición no es democrática. Una sociedad con una sola opinión, la del líder, no es democrática. Una oposición destructiva y de total bloqueo no es democrática. Una sociedad que no es democrática no la queremos los costarricenses.
Sin oposición seria no hay forma de que sobreviva la democracia. Sin oposición constructiva no hay manera de que las libertades públicas se preserven. Sin oposición la sociedad tendría una visión sesgada de las preferencias políticas del país. Sin oposición no podríamos escuchar lo que piensan, sienten ni proponen los diferentes sectores de los costarricenses. Oposición constructiva y democrática es decir no, pero proponer alternativas y trabajar para lograr llegar a un final feliz en el proyecto analizado a votarse.
Podemos apreciar y coincidir en la visión y en las preferencias del presidente de turno. Podemos aprobar ruidosamente cuanto hace. Podemos apoyarlo más allá de cualquier análisis y estar a la par suya como un voto de fe ciega. Pero tenemos que conocer, respetar y comprender a quienes prefieren y piensan diferente a él. Los presidentes no son permanentes, por lo que sus partidarios no pueden pretender que se borren el pensamiento y las preferencias de quienes votaron por diputados diferentes a los de la fracción oficial.
En un clima de agitación y de polarización se requiere seguridad en uno mismo, valor y honestidad intelectual para expresar discrepancias con los gobernantes. De igual manera como lo dijera un expresidente de Costa Rica “se requiere valor para coincidir”. En un momento de críticas exaltadas es extremadamente difícil separarse de ellas para ver y señalar lo bueno entre lo malo, lo positivo y conveniente dentro de lo perjudicial sin granjearse ataques y críticas de los troles o matones a sueldo de las redes sociales o de amigos y parientes partidarios de la verdad oficial.
La oposición política en democracia es el alma del sistema ya que coincidencias y discrepancias son naturales a todo grupo humano. Suprimir las discrepancias es suprimir la libertad y eso es aún peor. En una comunidad, a una tesis o a una ponencia siempre surge una antítesis señalando aspectos desfavorables o corrigiendo detalles significativos. En una sociedad libre a una propuesta siguen siempre y surgen tarde que temprano múltiples contrapropuestas.
Libertad de pensamiento, de opinión, de prensa y de expresión fortalecen la oposición política y la defensa de las tesis y propuestas del gobierno. La lucha por tanto no es vencer o destruir al adversario sino convencerlo. Convencer, siempre convencer, persuadir, escuchar y respetuosamente discrepar o asentir es lo conveniente dentro del sistema democrático de opinión en una democracia abierta y deliberante.
La prensa es generalmente de oposición en las sociedades democráticas. La prensa es de gobierno en las sociedades totalitarias. En una dictadura los medios aplauden no critican. La prensa de oposición fortalece al sistema y ayuda a encontrar fallas y mejoras al gobierno.
En muy pocas ocasiones prevalece la unanimidad en una familia, en una clase universitaria, en una junta directiva, en un parlamento o en un país. El ejercicio del pensamiento y la existencia de criterio en muchos hace que el análisis de los asuntos cuente con una participación seria y abundante de actores que tienen mucho que aportar.
El gobernante de turno debe con paciencia escuchar y escuchar, discutir civilizadamente en madurez con los otros actores políticos y desarrollar un permanente proceso de persuasión con los voceros y los interlocutores de la oposición. Claro está, el hacer que los ministros actúen y opinen ayuda a multiplicar las respuestas y las voces de la persuasión.
Que la libertad siempre prevalezca, que la libre emisión del pensamiento se fortalezca para que siempre la democracia sea la que exista en nuestro país.
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