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¿Qué podemos esperar de la celebración del Bicentenario de la Independencia?

Vladimir de la Cruz [email protected] | Miércoles 08 septiembre, 2021


Pizarrón

Dentro de ocho días estaremos celebrando, lo que tradicionalmente se ha festejado como el Día de la Independencia, el 15 de setiembre de 1821, cuando Guatemala declaró su Independencia absoluta de España.

Lamentablemente no se celebrará oficialmente ese día porque, por razones comerciales, su celebración nacional, con día feriado incluido, se ha pasado para el lunes 13 de setiembre, forma burda y chabacana como se han venido debilitando las fechas reales de celebración, evidenciando sobre el contenido de la celebración el interés comercial que se trata de exaltar de las fechas patrias. Además, vaciándolas de contenido en todo su sentido. Basta ver algunos anuncios comerciales de empresas, supermercados, almacenes, anunciando su mercadería con ese motivo patrio. Aquí quedan mal los dueños de esas empresas, más si son nacionales. Si son extranjeros puede ser explicable pero igualmente despreciable porque perversamente ayudan a debilitar los contenidos de estas fechas.

Las empresas que son contratadas para esta comercialización de la fecha de Independencia evidencian lo espernibles e ignorantes que evidencian ser frente a los elementos de la Historia Patria, que merecen otro trato.

Aún nos queda, en el calendario, que no podrá evitarse, la fecha de Independencia de Costa Rica cuando el 29 de octubre de 1821, en Cartago, se tomó la decisión de declarar la Independencia absoluta de España.

Esta Independencia absoluta de España es lo que se celebra. Esta es la esencia de la celebración. Esta es la manifestación que en las Actas de Independencia de Guatemala y de Cartago lo que se decide en su primer Artículo.

La Declaratoria de Independencia absoluta de España, por sí, como acto primero declarado en las Actas, nos colocaba ipso facto, a partir de ese momento, en capacidad de tomar decisiones propias.

Los principales gobernantes y líderes políticos del siglo XIX y del siglo XX actuaron con visión de futuro.

Al enfrentar la celebración del Bicentenario ¿qué tenemos a la vista? Prácticamente nada. No hay mensajes, discursos sobre la Costa Rica que sigue. La celebración del Bicentenario se ha concentrado en celebrar el 15 de setiembre o el 29 de octubre por sí. Allí terminará toda la celebración. Al día siguiente de estas fechas la vida seguirá igual, solo que agitada por la campaña electoral.

El Gobierno de Carlos Alvarado Quesada quizá no tenga ya nada que ofrecer, está de salida, a pocas semanas de dejar la Casa Presindencial, de manera que cualquier cosa que ofrezca carecerá de todo contenido y eficacia, y solo serán palabras al viento o cantos a la Luna. No ha dicho nada significativo en la celebración de estas fechas en los años anteriores.

Nos quedan los partidos políticos y sus candidatos, sean candidatos a la presidencia, a la presidencia y a la vez a diputados, los que van con dobles candidaturas y los candidatos a diputados. Hasta hoy no han dicho nada relacionado con estas fechas y estas celebraciones. Son ellos, como partidos y como candidatos los que nos podrían señalar cual es la Costa Rica que están visualizando, con perspectiva de varios lustros. La celebración de la Independencia, desde este punto de vista, debiera plantearse como Programas de Gobierno, de luchas y de movilización ciudadana alrededor de Proyectos de Ley y Decretos que el próximo gobernante puede impulsar, desde el mismo ocho mayo, desde que sume Gobierno, convocando a una unidad política real para construir la Costa Rica de los próximos por lo menos 30 años. ¿Cómo ven la Costa Rica próxima, la que sigue a estas fechas patrias? Esa es la Costa Rica del Bicentenario, a la que se ha llegado, la que tenemos como la Costa Rica actual. La Costa Rica que termina con las celebraciones es la que nos dice las luces y las sombras que hoy tenemos, es la Costa Rica que necesitamos superar, la que necesitamos reconstruir en todos sus ámbitos.

¿Estaremos en capacidad de ver la luz que pueda superar las sombras que arrastramos, que pesan como fardos en nuestro desarrollo democrático, o como cadenas sobre la Independencia, la pobreza extrema, la pobreza, la exclusión social, la marginación social, la falta de vivienda, los tugurios crecientes, el desempleo, el subempleo, el trabajo informal, que permita una mejor distribución de la riqueza social, que nos permita recuperar los jóvenes que han desertado del proceso educativo, que permita recuperar los trabajos y los salarios de quienes han salido afectados por la pandemia, que se recuperen los trabajos de las mujeres cabezas de familia expulsadas del proceso productivo…?

Esperemos que las luces del 15 de setiembre y del 29 de octubre no se apaguen al día siguiente. Que la campaña electoral sirva para iluminar el camino de la Costa Rica de los próximos 30 años es lo que deseo en esos días de fervor patrio.

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