Sanciones económicas no pesan: las cancela papi
Gaetano Pandolfo [email protected] | Jueves 02 enero, 2025
Las sanciones económicas que impone el Comité Disciplinario no parecen preocuparle en demasía a los clubes afectados.
Por ejemplo, al Herediano lo han multado en varias oportunidades porque entra a la cancha a la hora que le da la gana, cancela la sanción económica y repite la malacrianza. Suponemos que algún dirigente millonario del club paga la multa, de manera que los jugadores no la resienten.
Con este antecedente, el festival de sanciones económicas que ordenó el Comité Disciplinario, consecuencia de la vergonzosa batalla campal que se produjo en la final entre Alajuelense y Herediano, no lastima a jugadores, cuerpo técnico y asistentes. El club las cancela.
Otra historia se escribiría y esta sí que ayudaría a evitar actos de violencia como los que se repiten, sería si las sanciones económicas tuvieran que cancelarlas los futbolistas que se dan de golpes o agreden a aficionados y policías.
¡Cómo lo pensarían antes de provocar a los fanáticos rivales y lanzar el primer golpe!
Pero si papá paga, el hijo seguirá malcriado.
Las sanciones que sí duelen son el veto a los estadios y la suspensión de partidos a los futbolistas agresores. En estos casos, las billeteras de los dirigentes no pueden resolver el asunto y se debe apoyar al Comité Disciplinario por las sanciones reglamentarias y ejemplarizantes anunciadas.
La Unafut debe tomar una decisión que limpie el escenario y debe prohibir la presencia de tantas personas al lado del técnico titular del equipo y del árbitro asistente.
Cito un ejemplo por ser muy visible: ¿vemos al elegante Carlo Ancelotti, con su traje entero de tres piezas, dirigir al Real Madrid con cuatro o cinco personas de pie o girando a su alrededor?
¡No! La respuesta es no.
Sus asistentes están sentados en la banca y no se involucran en las acciones del juego, en las que se consideran afectados por supuestos errores del árbitro central.
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En nuestro campeonato, esa zona tan delicada, limitada y marcada para que trabaje y se mueva el técnico titular del equipo, es invadida por sus cuatro o cinco asesores técnicos, el entrenador de porteros, los masajistas, el utilero, donde reclaman, gritan, empujan al árbitro asistente, se meten a la cancha, insultan a jugadores rivales y generan por cercanía y agresividad, actos bochornosos como los sucedidos. Estos personajes secundarios de los clubes deberían estar ubicados en otras zonas de los estadios.