Detrás del nombre
María Luisa Avila avilaaguero@gmail.com | Jueves 28 agosto, 2014
Sin duda, el nombre es importante, nos determina y nos identifica aún antes de nacer. Pienso que mi nombre es mi ser y que no soy sino mi nombre (anónimo)
Detrás del nombre
Un fenómeno global, del cual no escapa Costa Rica, es la de usar nombres inusuales al bautizar a los niños. Usan apellidos en inglés, nombres de ciudades, o mezclas de nombres y apellidos. Entre los más extraños que he escuchado figuran Usnavi, Lesby Ana, Perfecto y más recientemente Papucho como segundo nombre.
Esto que a lo mejor solo refleja el gusto de los padres, podría tener repercusiones en la vida de estos niños.
Algunos autores han asociado el nombre poco común con bajo nivel socioeconómico. Otros —como el psicólogo D. Figlio— han mencionado que un nombre inusual puede tener un efecto negativo sobre el rendimiento de un niño en la escuela. “Los maestros tienden a tratar a los niños de manera diferente dependiendo de sus nombres, y estos mismos patrones aparentemente se traducen en las calificaciones”. Figlio comenta que identificaron que los niños con nombres convencionales, como David tuvieron un mejor desempeño que sus propios hermanos: Damarcus o Da'Quan.
Si los nombres inusuales se asocian con baja condición social y económica, los niños serían más propensos a que sus padres sean menos cuidadosos con su salud y acudan tardíamente al médico ante síntomas de alerta. Por lo que el nombre de un infante podría ser un marcador de riesgo social.
Algunos países han incluido leyes para regular los nombres; se rechazan aquellos muy largos, difíciles de pronunciar, con doble sentido o que puedan ser ofensivos. Dinamarca es uno de los más estrictos y el nombre debe identificar el género del niño. En China rechazaron “@” que se pronuncia “ai-ta” que significa “muy amado”.
En 2009 Bravo-Villatoro en Guatemala publicó una interesante tesis llamada: “Análisis Jurídico de los Efectos Negativos Derivados del Uso de Nombres Extranjeros en Niños Guatemaltecos”, donde escribir mal los nombres o usar apellidos como nombre lleva a errores legales difíciles de resolver y problemas sociales en los niños que se avergüenzan de sus nombres.
En una publicación de Behind the name leí lo siguiente: “Hace algunos años, los periódicos —norteamericanos— publicaron una historia acerca de un joven que se enlistó en la Marina durante la época en que fue hospitalizado por una amigdalitis.
Por lo general, un evento como este no atrae la atención pública. Lo que dio a esta historia su atractivo, fue el hecho de que el nombre del joven recluta era Amigdalitis Jackson, quien, junto con su hermano Meningitis, había ayudado a sus padres a cuidar de sus hermanas Laringitis, Apendicitis y Peritonitis”.
Sin duda, el nombre es importante, nos determina y nos identifica aún antes de nacer. Pienso que mi nombre es mi ser y que no soy sino mi nombre (anónimo).
María Luisa Ávila
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