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Más que cuidar cama

Juan Manuel Villasuso [email protected] | Martes 02 junio, 2009



Dialéctica
Más que cuidar cama

La semana pasada dediqué esta columna a comentar una práctica de nuestro sistema de salud relacionada con la hospitalización, práctica que resulta, desde todo punto de vista, irracional e ineficiente: el cuidar cama.
Lo paradójico del caso es que el desperdicio de recursos que ocasiona el cuidar cama y el elevado costo que eso significa para los pacientes y para la CCSS podría reducirse si se incorporaran mecanismos de gestión más adecuados y un uso más intensivo de las tecnologías de la información y la comunicación, lo cual no es difícil de lograr.
Desde luego que cuando hablamos de nuestro régimen de seguridad social hay aspectos que pueden valorarse como más trascendentes que el cuidar cama y que deben ser analizados y discutidos porque afectan directamente la viabilidad futura del principio solidario que ha servido de norte al sistema sanitario costarricense.
Sin embargo, las críticas y las contribuciones puntuales para que los servicios de la CCSS mejoren en beneficio de los asegurados y para que la institución utilice sus recursos de manera más eficiente son también muy necesarias. Es por eso que quiero compartir el mensaje que recibí de Isis Campos Zeledón:
Don Juan Manuel, leer su artículo sobre “cuidar cama” ha sido para mí particularmente impactante. Me fracturé una pierna hace mes y medio y luego de 20 años de ausencia he vuelto a la CCSS. El resultado de la experiencia oscila entre la maravilla y la impotencia, pues no entiendo cómo la misma institución (y detrás de ella, por supuesto, el mismo Estado y el mismo pueblo) es capaz de generarme el más auténtico sentimiento de respaldo, de protección, de solidaridad llevada a la práctica… y al mismo tiempo la sensación de que es un monstruo acéfalo y perverso.
Los “no entiendo” me sobran y me sobrepasan. En menos de dos meses casi que soy cliente frecuente de las Contralorías de Servicios, incluyendo la del PAIS de la UCR, lo cual fue un verdadero bombazo para mí, que he pasado años como ex estudiante y ahora como docente, creyendo que los EBAIS de la UCR eran un modelo de quién sabe qué.
Justamente ahora, estoy terminando una carta para la Contraloría de Servicios del Calderón Guardia: luego de una cirugía complicada, con resultados más que excelentes y un seguimiento de ortopedia impecable, la cita de fisioterapia me la dieron para el 2 de noviembre; porque era extremadamente urgente. Tranquilamente, la secretaria y luego el director del departamento dijeron que no me preocupara, que pasaría incapacitada hasta entonces… como si eso fuera algún tipo de consuelo ante la urgencia de rehabilitarme y claro, la cáscara de disponer a punta de ineficiencia de los recursos públicos.
Luego de una operación tan enredada, a mí como codueña de la CCSS no me sirve para nada que pasen seis meses antes de comenzar a mover mis músculos (si se puede) y que requiera más meses de incapacidad, pagada con recursos de todo mundo, por verdaderos desastres administrativos.
Es solo un berrinche, tal vez… todavía no sé muy bien qué hacer y cómo, pero lo que sí sé es que el silencio no es una opción, como tampoco lo es una cita lejana tan irónicamente puesta para el Día de los Muertos.
El caso de Isis es un claro ejemplo del doble sentimiento de muchos costarricenses respecto a la CCSS. Por una parte el reconocimiento de su enorme importancia y por otro la desprotección causada por las largas lista de espera y los engorrosos procedimientos administrativos.

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