Mujer al volante, ¿peligro? (2)
Nuria Marín [email protected] | Lunes 19 septiembre, 2011
Creciendo Junt@s
Mujer al volante, ¿peligro? (2)
Hace un par de semanas escribí una columna sobre las diferencias en la forma de manejar entre los hombres y las mujeres que cuestionaba el estereotipo de que las mujeres somos un peligro al volante.
Mi columna suscitó comentarios de varios lectores, entre ellos, Minor Arce, RABM, Esteban b j y Fabián. Todos ellos, de una manera muy seria, cuestionaban la validez de los datos aportados pues a su criterio los estudios en los que me sustenté probablemente omitían considerar el que los hombres conducen con mayor frecuencia que las mujeres lo que estadísticamente los predispone a un mayor número de accidentes.
Reconocí que tenían un punto válido y, gracias a ellos, me di a la tarea de investigar aún más sobre el tema y encontré hallazgos realmente interesantes en un estudio realizado por la Escuela de Medicina y Salud Pública de la Universidad John Hopkins (1998).
Según esta investigación realizada en Estados Unidos reconoce que los hombres conducen con mayor frecuencia que las mujeres (74% en el año de estudio). Del total de accidentes considerados por millas recorridas había un porcentaje ligeramente menor cuando conducían hombres (5,1 accidentes por millón de millas) que en el caso de mujeres conductoras (5,7 accidentes por igual medida).
Estos datos parecían dar la razón a mis queridos lectores, aunque, parcialmente pues el estudio también reconocía la altísima desproporción de accidentes fatales en el caso de hombres conductores vis a vis las mujeres, en una relación de tres a uno. Esta conclusión reafirma que existen diferencias de riesgo a la integridad física que dependen del sexo del conductor.
Esto explica también el porqué los seguros en un importante número de países son más baratos para las mujeres y obedece a que los reclamos por accidentes femeninos son como promedio pecuniariamente menores por su naturaleza: golpes por detrás, en reversa, carros parqueados, pegar contra una pared o un poste, saltarse un alto, etc.
No falta quien al leer esta lista reafirme los estereotipos por los que los hombres se burlan de nosotras como conductoras, como por ejemplo la dificultad al parquearnos, el golpecito en el aro, o ese pequeño rayoncito que poco se nota.
En el caso de los hombres los reclamos más comunes se originan por alta velocidad, manejar bajo los efectos de alcohol, choque por cambio o invasión de carril, choque de frente contra otro vehículo o contra una barrera, manejar en área inundada, entre otros.
Muchos hombres se sentirán reivindicados con el estudio de John Hopkins, reafirmando su parecer de que son mejores conductores, por tener un menor número de accidentes por distancia recorrida, perdiendo por completo de vista una verdad mucho más innegable.
Aunque reconociéramos para los efectos de este ejercicio que los hombres fueran más hábiles al conducir, lo cierto es que es más barato (póliza) y seguro a la integridad física viajar con una mujer. Por cierto una llamada de atención para quienes están en el negocio del transporte.
Nuria Marín Raventós
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