Prudencia
Marcello Pignataro [email protected] | Lunes 02 marzo, 2009
Marcello Pignataro
La decisión del Ministerio de Relaciones Exteriores de cerrar tres embajadas obedece, según reportes de la semana pasada, a su poca rentabilidad en los países en que operaban. Ilusamente yo creía que las embajadas se instalaban para fortalecer, mantener e incrementar las relaciones diplomáticas entre naciones y no para que generasen dinero.
La prudencia no se apareció en ningún momento a la hora de hacer el análisis para decidir cuáles sedes diplomáticas se cerraban o, al menos, así parece. La medida incluye los consulados de Costa Rica en Puerto Rico y Chicago, así como las embajadas en Bolivia, Paraguay y República Checa.
Las tres embajadas están ubicadas en, diría yo, zonas y países claves en la actualidad. Mi opinión es que deberíamos mantener —o tratar de mantener— la mayor cantidad posible de relaciones diplomáticas en América del Sur y en Europa. Las posibilidades comerciales de ambas zonas no solo son importantes en estos momentos, sino que los países están en áreas relativamente conflictivas en las que Costa Rica podría jugar un papel importante como mediador ante una eventual situación de crisis.
Previamente a esta decisión ya se había decidido el cierre de tres embajadas más (Barbados, Jamaica y Polonia) y cinco consulados (Estambul, Guayaquil, Montreal, Nueva Orleans y Sao Paulo). (www.rree.go.cr). Todos, a mi criterio y exceptuando los dos países caribeños, sitios en los que es clave la presencia costarricense.
Cabe aclarar, eso sí, que de diplomático solo tengo el apellido de mi abuelo materno y mis opiniones las hago como ciudadano y columnista. Es posible que las razones externadas por la Cancillería sean válidas de acuerdo con sus propósitos, pero no creo que el ahorro económico deba privar por encima de las relaciones diplomáticas.
Una institución pública, una institución de Gobierno, el Gobierno como un todo y el país en sí deben velar por que sus ciudadanos estén bien, se sientan seguros, tengan suficientes oportunidades de empleo y desarrollo (personal y profesional) y, en la medida de lo posible, puedan satisfacer sus necesidades básicas y un poco más allá. Nunca la intención de ninguno de los entes que he mencionado deberá ser la rentabilidad financiera, como tampoco deberá ser esta la razón para decidir cerrar cualquier institución, si presta un adecuado servicio público o social.
Espero, también, que cuando se tomen decisiones en este país se haga pensando en quienes lo hacemos posible, en quienes trabajamos por hacerlo un mejor lugar cada día, y no en si generan utilidades, reservas o como se les quiera llamar.
***
Finalmente, y no podía dejarlo pasar: nos vemos mañana en el concierto. Up The Irons!
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